Keller: medición de la presión sobre nuestro ecosistema
- 15/08/2022
Un proyecto científico utiliza registradores de nivel KELLER para supervisar las condiciones de los manglares del atolón de Aldabra, en las Seychelles. Forma parte de un programa de investigación de la Universidad de Zúrich que intenta medir el impacto de los cambios globales en la biodiversidad.
El reto que supone el cambio cada vez más rápido del medio ambiente está amenazando la biodiversidad en diferentes partes del mundo. El Programa de Investigación Prioritaria de la Universidad (URPP) trata de comprender mejor estos efectos mediante la observación de diferentes ecosistemas y su correlación con el cambio climático y el estado del medio ambiente local. Uno de los objetivos es identificar indicadores específicos que permitan predecir mejor los cambios futuros a escala global si se combinan. Científicos de diversos campos trabajan juntos en una serie de proyectos a largo plazo en todo el mundo para obtener una visión más amplia de esta tendencia y de las posibles correlaciones. Para ello, hay que recopilar muchos datos. Esto suele requerir mucho trabajo de campo para recoger muestras o examinar la fauna, mientras que otros parámetros pueden controlarse automáticamente.
Los manglares se encuentran en las aguas poco profundas del interior de la laguna. El nivel del agua y la salinidad se miden en las dos zonas más grandes. (©URPP)
Una delicada maravilla natural
Un hábitat de referencia es el atolón de Aldabra, que forma parte del estado insular de las Seychelles, situado en el océano Índico frente a la costa de África. Esta reserva natural, patrimonio mundial, tiene 35 km de longitud y no tiene residentes permanentes. Aldabra se incluyó en el programa como muestra de un ecosistema prístino, en gran parte intacto por la actividad humana. Además, está muy expuesta a la subida del nivel del mar, ya que la mayoría de las zonas no superan los ocho metros sobre el nivel del mar. Los arrecifes, que forman sus cimientos, cuentan con vida marina en todas sus formas. La mayor población mundial de tortugas gigantes comparte el esbelto anillo de tierra con enormes colonias de aves marinas. Gran parte de las islas están cubiertas de matorrales y praderas. En la zona costera predominan las costas rocosas con algunas maravillosas playas blancas, mientras que el interior protegido está parcialmente cubierto por manglares.
Yoga en los manglares y recogida de datos
Annabelle Constance forma parte de los proyectos científicos del GCB de la URPP relativos a Aldabra. Creció en las Seychelles y lleva investigando el ecosistema de ese lugar desde 2015. Actualmente lo hace como parte de su doctorado en la Universidad de Zúrich bajo la supervisión de la profesora Gabriela Schaepman-Strub. El objetivo principal es prever cómo se comportará este sistema en condiciones futuras cambiadas, con el fin de tomar precauciones para preservar su naturaleza única. Annabelle colabora estrechamente con la Fundación de las Islas Seychelles (SIF), que gestiona la reserva y apoya los trabajos científicos en la zona.
Como una de las mayores implicaciones del cambio climático es la subida del nivel del mar, éste es también uno de los principales objetivos de los estudios en Aldabra. Los manglares están formados por arbustos y pequeños árboles adaptados a crecer en aguas costeras salinas o salobres. Se ven directamente afectados por la variación del nivel y la composición del agua y son un prometedor indicador de la salud del hábitat. Annabelle y el equipo del SIF ya han estudiado más de 1.000 árboles en todo el atolón y seguirán controlándolos en los próximos años. Los científicos llaman jocosamente a este agotador trabajo de campo "yoga de los manglares". Para contextualizar el desarrollo de los manglares con los cambios en el agua circundante, se necesitan datos exactos sobre el nivel del agua y la salinidad. Por ello, el equipo instaló registradores de nivel en toda la zona costera. Tenían que ser robustos y fiables. El especialista suizo en sensores de presión KELLER proporcionó los doce registradores de nivel necesarios para el proyecto científico
ANNABELLE CONSTANCE
Estudiante de doctorado
Departamento de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales. Universidad de Zúrich
"Me alegro de que la gente de KELLER me haya ayudado a elegir la solución adecuada para mi proyecto. La fiabilidad y el bajo mantenimiento son claves para la monitorización medioambiental."
Medición fiable del nivel en el campo
Tras evaluar cuidadosamente los requisitos de la aplicación y las condiciones ambientales in situ junto con los expertos de KELLER, se encontró una solución adecuada. Los registradores de datos de la serie 22AA-CTD registran el nivel del agua, la temperatura y la conductividad eléctrica, que corresponde al contenido de sal. Esto permite separar los cambios en el nivel del agua relacionados con las mareas entrantes de los cambios causados por la lluvia.
Personal del SIF transportando el equipo a través del terreno accidentado
Los datos de medición se recogen de forma autónoma y se almacenan en la memoria interna. La sonda de nivel utiliza dos sensores, uno sumergido para la medición del nivel y otro por encima de la superficie del agua para la presión atmosférica. Al restar la presión atmosférica actual, la medición del nivel es independiente de los cambios meteorológicos y muy precisa. Esto le permite detectar los más mínimos cambios en el nivel del mar. Como el equipo está constantemente expuesto al ambiente salino, debe ser resistente a la corrosión. Por ello, todas las piezas exteriores son de titanio para garantizar un funcionamiento duradero y sin problemas. La electrónica también se modificó específicamente para aumentar la capacidad de memoria, a fin de tener en cuenta la dificultad de acceder a los registradores de forma regular. Esto permite que el registrador registre los tres parámetros durante varios meses antes de alcanzar la capacidad máxima de almacenamiento.
Los registradores de nivel de KELLER han sido instalados en instalaciones de protección por Annabelle y el equipo. Desde finales de 2019 realizan mediciones cada 10 minutos y proporcionan información valiosa para el programa científico, la investigación de doctorado de Annabella y para que la dirección del SIF planifique las actividades diarias en la reserva de Aldabra. A largo plazo, los conocimientos obtenidos gracias a este trabajo científico ayudarán a preservar los delicados ecosistemas, a contrarrestar los daños causados por el cambio climático y, con suerte, a contribuir a salvar nuestro hábitat común en este planeta.